Nació el 1 de abril de 1991 en Padilla, Colombia, pero su crianza fue en la barriada de Aguablanca, donde la calle enseña a vivir con guáramo. Duván Esteban Zapata, como quien dice un pelao’ alto y moreno, con una sonrisa que ilumina hasta el día más lluvioso, ya desde chiquito tenía el bichito del fútbol en la sangre. Su familia no tenía mucha plata, pero sí cargaba ese amor por el balón y una fe que, pa’ él, era más poderosa que cualquier dinero.
Arrancando en el América de Cali
Duván empezó su carrera en las ligas menores del América de Cali, donde los entrenadores vieron rápido el potencial de ese chamito. «El pelao’ Zapata» decían en la cancha, porque cuando arrancaba pa’ correr, no había quien lo parara. El América era su sueño, y jugar ahí era más que un logro: era como pisar las primeras gradas al cielo. Ahí, con apenas 16 años, fue puliendo su técnica, y aunque tenía la potencia, lo que destacaba era su instinto, esa habilidad natural de saber dónde va a caer el balón. Cuando debutó oficialmente en el primer equipo, la gente ya sabía que venía un fenómeno en camino.
El Salto a Europa: Napoli y los Retos de un Guerrero
Después de lucirse en Colombia, la oportunidad de Europa se le apareció como un trueno. El Napoli de Italia fue el primer equipo europeo en ponerle el ojo. Llegar al Napoli no fue fácil; el ritmo de juego, el idioma, hasta la comida era un reto para él. Pero Duván, cabezón como él solo, agarró su nuevo entorno como si fuera otra cancha y se adaptó con paciencia. En el Napoli no tuvo mucho chance de brillar, porque el club tenía grandes figuras, y la competencia era fuerte, pero eso no le apagó el ánimo.
Zapata se fue formando en esos años como un delantero fuerte, uno que aguanta la marca y se para firme en el área. Pero si bien no tuvo el protagonismo que hubiera querido en el Napoli, la experiencia le ayudó a madurar y a entender que el camino de un futbolista no siempre es derechito. Eso sí, la vida en el calcio (como llaman al fútbol italiano) le enseñó a aguantar con temple y a esperar su momento.
El Resurgir: Udinese y Sampdoria
Luego de su paso por el Napoli, Duván fue a probar suerte en el Udinese. Y aunque no se convirtió en la estrella del equipo, demostró su talento con más minutos y algunos golazos que sacaron gritos en las gradas italianas. Aquí, Zapata fue perfeccionando su estilo de juego: empezó a ser más veloz, más técnico, pero sin perder esa potencia que lo caracteriza.
Con el tiempo, el Sampdoria se fijó en él y lo llevó a sus filas. Allí, Duván Zapata finalmente tuvo la oportunidad de hacer lo que más le gusta: romper redes y dar espectáculo. En Sampdoria fue cuando empezaron a conocerlo por toda Italia como el «Toro», porque una vez que empezaba a correr con el balón, no había defensor que se atreviera a ponerse en su camino. Con goles, asistencias y una energía que parecía no agotarse nunca, Duván se ganó el respeto de los hinchas y de los periodistas deportivos, quienes empezaron a hablar de su garra y entrega en cada partido.
Atalanta: El Lugar Donde Nació la Leyenda
La cosa cambió de nivel cuando Atalanta lo fichó en el 2018. Duván llegó con la misión de llevar al equipo a lo más alto, y así lo hizo. Con su entrada, el Atalanta pasó de ser un equipo de media tabla a uno que peleaba en la élite del fútbol italiano. Sus goles eran como un martillo que caía en el arco contrario, implacable y preciso. Zapata encontró en Atalanta un espacio donde podía crecer y donde los fanáticos lo recibieron como un héroe. Junto a jugadores como Papu Gómez, formaron una dupla letal que llevó al Atalanta a clasificar a la Champions League por primera vez en su historia.
Aquí, en Atalanta, Duván empezó a acumular récords personales, rompiendo marcas de goles para el equipo y ganándose el respeto de toda Europa. En una temporada llegó a anotar 23 goles en la Serie A, una cifra de escándalo para un jugador que venía de batallar para encontrar su lugar. La fuerza con la que se imponía en cada partido hacía que los defensas temblaran antes de enfrentarlo, y su olfato goleador lo convirtió en uno de los delanteros más temidos.
El Orgullo Colombiano y la Selección Nacional
Duván no solo es un orgullo en los clubes europeos, también es una joya para Colombia. Con la camiseta tricolor, ha sabido llevar el peso de representar a su país, convirtiéndose en una referencia en la delantera junto a otros grandes como Falcao y James. En cada partido que juega con la selección, Duván se entrega con el corazón, y sus goles le han dado a Colombia momentos inolvidables.
Con la selección, ha jugado en la Copa América y las eliminatorias para el Mundial, y aunque aún no ha tenido el mismo protagonismo que en sus clubes, para los colombianos es un símbolo de lucha y esperanza, un ejemplo de que, aunque el camino sea difícil, siempre hay que seguir adelante. Cuando juega para Colombia, la gente sabe que en el campo hay un guerrero que no se rinde, uno que sabe de dónde viene y que siempre lleva en alto el nombre de su país.
Más Allá del Fútbol: La Vida Familiar y sus Valores
Detrás del «Toro Zapata» hay un hombre humilde y familiar. Para Duván, la familia es su mayor motor, y siempre ha sido claro al decir que sus logros no serían posibles sin el apoyo de su esposa, su hija y su madre, quienes han estado con él en las buenas y en las malas. La disciplina y los valores que aprendió desde niño son los que lo han mantenido firme en este camino tan lleno de altibajos.
Duván, aunque ahora vive rodeado de lujos y fama, no olvida sus raíces. Sigue siendo el mismo muchacho humilde que salió de Aguablanca, y en cada oportunidad que tiene, colabora con su comunidad. Es un hombre que inspira, porque, más allá de sus goles y su éxito en Europa, Duván es alguien que nunca ha dejado de ser él mismo, que lucha y se levanta cada vez que cae.
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El Legado del Toro Zapata
Hoy en día, Duván Zapata es mucho más que un futbolista. Es un referente, un ejemplo para los jóvenes que sueñan con llegar lejos. Su historia es la prueba de que no importa cuántos obstáculos encuentres en el camino; si tienes la pasión y la dedicación, puedes llegar tan lejos como lo desees. Para Colombia, Duván representa el espíritu de lucha, y para el mundo del fútbol, es uno de los delanteros más temidos y respetados.
El Toro Zapata sigue escribiendo su historia en el fútbol, pero más allá de los trofeos y los goles, lo que queda de él es su humildad, su perseverancia y el amor por el deporte que lo llevó desde las canchas de tierra en Cali hasta los estadios más prestigiosos de Europa.